viernes, 27 de febrero de 2015

LIBERTAD Y SOLEDAD.TRUCO O TRATO

La libertad plena del individuo, es casi imposible de sobrellevar en pareja.

Y esto presuponiendo que tomemos como premisa que la pareja de la que hablemos sea equilibrada, independiente, autónoma y respetuosa. Qué decir en la gran cantidad de casos en la que esto no ocurre así.

Podría llenar páginas hablando de la cantidad de coacciones vitales a las que uno u otro miembros de una pareja, someten a su partener a múltiples chantajes emocionales, cada día. Presiones subliminales que cargan la cotidianidad de un estrés sobreagregado a los avatares que la vida nos pone cada día por delante.
Pero qué barbaridades digo, ¿verdad? Pues no. Soy absolutamente sincera con mis propias convicciones y experiencias.
El caso es que la mayor parte de la población humana vive emparejada.
Necesariamente, la especie humana,tiende a coexistir con un ser del sexo contrario, en principio por aquello de la supervivencia de la especie.
Pero según los individuos hemos ido evolucionando, se han ido consiguiendo logros sociales, se ha aumentado el poder adquisitivo de las personas, las mujeres se han ido incorporando al mercado laboral, la genética ya no hace imprescindible unos espermatozoides o unos óvulos bendecidos por la Santa Madre Iglesia para procrear y tener descendencia, la opción de ser SINGLE; cada vez toma más fuerza, y se extiende.

La libertad plena, implica muchos beneficios al ser humano, pero también conlleva muchas carencias, muchos vacíos.

De los beneficios, qué os diría, desde las situaciones más burdas que se os puedan ocurrir, comer cuándo quieres lo que quieres, ver la tele o erradicarla definitivamente de tu vida, permitirte no cambiar el aceite del coche sin que nadie te recuerde lo despistada e inútil que eres al respecto, gastarte tu dinero en comprar la mejor plancha del mundo, o no planchar nunca, hacer pis con la puerta abierta, o dejarte el champú destapado, fumar en tu habitación si te apetece, ir a un museo sin que nadie ponga cara de besugo, tener los amigos y el tipo de amigos que te de la gana, no tener que comer en casa de una familia política que no soportas y que no tiene ningún punto en común contigo, comprarte cinco  gatos porque te encantan y tú no eres alérgico, leer hasta las 5 de la mañana sin que nadie te pregunte que si te pasa algo, o por qué no dejas ya los libritos que es sábado y tocan otros menesteres.

Que si eres mujer, por aquello de que siempre te toca a tí, por memoria histórica, tengas que tener tus camisetas hechas un burruño, para que él tenga sus diez mil camisas perfectamente estiraditas. Qué tú tengas el cuatro por cuatro y no él, y tú el utilitario.
Esas mañanas de desayuno de domingo, sin hablarse mientras se lee el periódico, donde por decir algo, comentas cualquier chorrada para romper el hielo que se establece después de años de convivencia, y por dentro piensas, uf, qué pereza. 
Sabes las preguntas y sabes las respuestas.

Cuando eres single, estás dotado de una autonomía de acción impresionante. Nadie condiciona ni tu pensar ni tu ejecutar.Y eso como INDIVIDUO, permite un desarrollo personal, que de la otra manera se ve acotado, siempre, en  algún sentido.
Te levantas por la mañana, y decides que te vas a Estambul, y regresas mañana, y no lo consultas  con nadie. O estás muerto de asco en casa y te tomas 3 gin tonics y a dormir.
O decides empezar un proyecto empresarial, y no viene el profeta de turno a pincharte el globo.
O pones en el jardín las flores que te da la gana, aunque no vayan con este clima, se te secan, fijo, pero has hecho lo que has querido.
O te pones a hablar de física cuántica con tus amigos por la red, y nadie te dice ¿te falta mucho? cuando estás en lo mejor de la conversación. Y así mil y una anécdotas.

Pero, el ser humano, y el individuo, también tiene corazón a parte de cerebro.

Y hay muchos momentos, donde la libertad querida, buscada, peleada, conseguida y amada, pesa como una losa.

Cuando el status single es tu manera crónica de vivir, pasas muchos momentos, donde sólo desearías tener a ése con el que no hablas, al lado, sujetando a pachas contigo el bote de palomitas; o donde la almohada que usas de muleta cada noche, te mira como diciendo:_tía, ya te vale, búscate un novio o cambia de almohada, que me tienes destrozada; o cuando te metes en el fregado empresarial de tu vida, y desearías tener a alguien que te criticara, sí, que te hiciera ver los contras posibles de la situación, porque tu libertad es tan grande y tan extensa que si te la pegas, te la pegas gorda, y sólo le puedes llorarle a la almohada.
Surgen momentos, dónde echas de menos que alguien haga magia para tí. Y sublimas, sin quererlo, las relaciones de pareja.

Sí es cierto,que los singles crónicos, somos seres bastante valientes, bastante fuertes, y que aprendemos a gestionar nuestra soledad con el paso de los años. Pero también tenemos un corazoncito, que de vez en cuando nos juega malas pasadas.

El sexo, toma carices extraños. Aquello que se hace monótono y se vuelve coñazo en las parejas de toda la vida, en los singles es un juego divino, de conquista, seducción, logros y fracasos. Pero como todo, hasta cierta medida. Con los años, te vuelves muy selectivo, no te vale cualquier tipo de sexo, buscas calidad en las relaciones, pero la calidad a partir de los 40, parece que se vuelve inversamente proporcional a la sabiduría. Cosas del envejecimiento fisiológico. Y entonces, te encuentras, joven para muchas cosas, con dinero para permitírtelas, pero te has vuelto tan exigente, que no te conformas con un polvo, no, quieres un polvo inteligente, culto, divertido, que no te pida mucho tiempo, porque tienes otras mil cosas que hacer, pero que cuando estés ñoño, sea tu hombro para llorar. Y que además haga magia. ¡Venga niña,así no hay manera!

Como veis, volvemos a la eterna cuestión. Nada es perfecto, todo tiene cosas buenas y cosas malas, y quién es el guapo capaz de encontrar el punto justo de equilibrio.

Simplemente, al final, es una cuestión de Riesgo/Beneficio. Y es nuestra condición genética, particular, e individual la que hace que nos pese o nos guste más una opción que otra. Que prefiramos dormir solos o acompañados, que asumamos que la libertad de hacer lo que nos da la gana, a los singles nos puede más que las pequeñas coacciones cotidianas de ese que nos ama, y que por tanto nos requiere cierta atención, aunque también nos apoya y nos mima en momentos de desierto.

Como dijo un escritor catalán de quién no recuerdo el nombre, el estado ideal, creo que no es el de encontrar a tu media naranja, sino el de encontrar una naranja que sepa rodar a tu lado. Y eso es un hecho objetivo, extraordinario, que ocurre, aunque en contadísimos casos, pero que cuando ocurre, llena de gozo y felicidad.

Por tanto, habrá que aceptar, que sí existen relaciones de pareja magníficas y enriquecedoras, pero también que es un status difícil de encontrar. Y que a quienes preferimos seguir esperando en soledad a que quizá nos toque algún día conocer a esa otra naranja entera y compañera, de alguna manera, esto también nos ennoblece,porque más de un día y de una noche, no es fácil sobrevivir a nuestra propia decisión de ser inmensamente libres.

3 comentarios:

  1. Buen alegato a favor de los SINGLES, tan respetable es esa opción como la del MATRIMONIO/PAREJA, aunque tal vez esta última surja del miedo a envejecer solos.

    Sinceramente, la opción que elegí, hace ya 4 años, me gusta y le empiezo a coger el tranquillo a eso de vivir en PAREJA/MATRIMONIO. Tal vez el secreto esté en encontrar una PAREJA más o menos afín y con unas inquietudes parecidas a las tuyas.

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  2. La vida misma.... a veces, eso me recuerda a la canción de Sabina... De sobra sabes, que eres la primera, que no miento si juro que daría, por ti, la vida entera....

    un bailongo

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  3. Gracias.Bonito comentario para empezar el día.

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