domingo, 6 de mayo de 2012

Untitled by vivisiflowers
Untitled, a photo by vivisiflowers on Flickr.
Frases

Adele - Lovesong (cover of the Cure - live)

Un regalo de Manolo


The Artist 


Una joya del cine contemporáneo


Queridos amigos, para aquellos que todavía no la habéis visto, quiero haceros mi pequeña aportación de crítica cinematográfica.

Decididamente es una de las mejores películas que he visto en los últimos años.
Hasta donde estoy dispuesta a contaros, os diré que hace un uso exquisito de los sentimientos más básicos y simples del ser humano.
Da un tratamiento exquisito al amor puro y llano, sin dobleces, al esfuerzo, al trabajo, al fracaso, a la ira, al orgullo, toca la sutil línea de la dignidad entre seres que se aman.
Nos asoma a un momento histórico de crash económico, que os traerá situaciones actuales a la cabeza.
Todo ello envuelto en un aurea de silencio, que hace que escuches tu ritmo cardíaco cambiante según los sentimientos que te van transmitiendo los personajes.
Una música deliciosa, que acompaña  el paso de la risa al llanto.
Y unos planos que quisieras tener un mando en la mano, para poder pararlos y deleitarte en ellos.
Una joya. 
No dejéis de verla






miércoles, 2 de mayo de 2012

NASCITURUS


NASCITURUS

Participante de los Premios Orola de Relato Corto 2010


Ocupaste mis entrañas durante cuarenta semanas. Te alimenté. Te cuidé. Te hablé. Te ayudé a crecer en mis adentros.
Te mimaba cada día una y mil veces desde mi piel tensa y redonda.
Tú me respondías acariciando mi interior con tus aleteos tenues, suaves, ingenuos, puros.
Rezumaba amor mi alma. Y la tuya ya.
Aquella tarde en un Buenos Aires gris, decidiste abrazarme desde fuera.
Trabajamos juntas durante largas horas extenuantes de espasmos y menguas alternados.
Gritos interrumpidos de ansiedad por verte.
Un líquido denso y caliente me bañó las piernas, y sentí tu vacío, y ví tus ojos, tus deditos, y empecé a amarte aún más.
Te dí la vida, y tú me la devolviste incondicional, activa, lisonjera.
Mis pechos desaguaron en ti, y resultaste agradecida, la mejor hija que se puede tener, la bien nacida.

LOS OJOS DE LA KOUTOUBIA


LOS OJOS DE LA KOUTOUBIA

Participante del Concurso de Cuentos Gabriel Miró 2010


Azafrán, curry, jengibre, pimientas, mostazas, tenderetes, toldos, gentes, carros, olores, pasteles, kilims, cuero, acero, carbón, madera, menta, paisanos, dátiles, naranjas. —Salam Aleikum.
--Hola, amico, ¿Ispania?, ¿Rial Maddrit?
Una y otra vez, una y otra vez. Presentía que me iba a gustar, soy una persona con una capacidad de percepción algo exacerbada y me había prometido regalarme un viaje a algún país musulmán para mi cuarenta cumpleaños. Pero me estaba enloqueciendo de placer. Tenía todos los sentidos en alerta máxima.
--¡Cuidado, Señorita!--, me espetó el guía marroquí, con los ojos desencajados del susto, tras sus delicadas gafas de corte occidental, secándose las gotitas de sudor de la frente con un pañuelo de algodón, de ésos que nos regalábamos para Reyes cuando los de papel eran aún cosa de ricos; antes del estado de bienestar.
--Casi la embiste esa moto. Aquí es costumbre, ¿sabe? y nosotros andamos por el zoco esquivándolas. Me sonrío con cierto aire de suficiencia el sarraceno.
--Gracias Youssef, es que no la vi.-- Y si la hubiera visto, juro y prometo que no había sitio físico para haberla sorteado y haber conseguido guarecerme.
Era cierto, aquel tumulto ante el paso de esas viejas y destartaladas bicis motorizadas, se movía unánimemente, como un banco de lenguaditos rodeando a un buceador.
Entonces, empecé a observar, como ellos deambulaban, casi se deslizaban en un acto reflejo, sin estridencias, por aquellos exiguos pasadizos del mercado coexistiendo con las mesas llenas de especias, las jarapas expuestas, sus propias chilabas, arrastrando casi, si no fuera por el repliegue gracioso y mágico de las babuchas que mantenían las telas a rajatabla para no tropezar.
Acabábamos de aterrizar, y sin siquiera dejarnos poner pie en el hotel, nos dieron el primer paseo guiado por el Zoco de Marrakech, como cortejo de bienvenida a nuestras surtidas carteras de euros, que tanto bien le hacían a la economía local.
Una botica-herbolario, nos sirvió de referencia, y allí nos dieron una charla sobre las bondades y los usos que los marroquíes les daban a la alheña, el ghasul, el khol, el almizcle, y nos asesoraron sobre la utilidad que podíamos otorgarles en nuestras casas occidentales. Era algo así como una reunión de amas de casa, donde te intentan clavar, las mil y una formas de tarteritas plásticas. Pero no estábamos en Madrid, aquello era distinto y rezumaba artesanía y necesidad por todos lados.
 Cuando el simpatiquísimo boticario, con bata blanca y una sonrisa etérea que se abría a mis ojos con un diente de oro brillante y pulido, nos despidió con una invitación a que regresáramos en otra ocasión, ya toda la comitiva, llevaba la susodicha bolsita cargada de jabones aromáticos, y tés súper adelgazantes.
Salimos andando hacia la Plaza Jemaâ-El-Fna, que al menos a mí, me llamaba a gritos. Pero contándonos como a niños de guardería y sin dejarnos detener, nos aglomeraron en el acondicionado bus, que nos llevaría a los distintos alojamientos, distribuyéndonos por orden de estrellas, de mayor a menor.
En menos de dos minutos de recorrido, descendí hacia la puerta de mi hotel, un poco… ¿asustada? Mujer, sola, Marruecos. Muy precavidita yo, me había agenciado un velo en alguna tienda de esas para aventureros aventajados, para llevar mi rubia testa a resguardo, como imprimían las costumbres.
Se suponía que me iba a pasar cuatro días en uno de los hoteles más lujosos de Marrakech, pero las puertas que flanqueaban unos muros lisos, albaricoques e inexpugnables, parecían los portalones de una cuadra. Estaba empezando ya a buscar el teléfono de emergencias de mi Tour operador, cuando un caballero árabe me abrió la puerta, mientras yo…abría la boca.
No era lujo lo que veía, era belleza, arte, armonía. Paños, brocados, sedas sin costuras, colgaban enmarcando las estancias, que rodeaban un patio maravilloso.
—Los árabes vivimos de puertas para adentro, madame--, me dijo sin que yo le hubiere preguntado, el hombre que me había franqueado la puerta y que ejercía de portero a la vez que de botones. Seguramente me intuyó.
La cama de mi habitación, me esperaba cubierta de rojos pétalos de rosa, que acompañarían mi estancia cada día.
Tiré todos mis trastos al suelo, cogí mi petatillo aprovisionado provisto de la consabida guía turística y sólo preparé mis pies con unas chanclas bien cómodas para caminar y caminar y caminar, hurgando la medina.
En cuanto pisé la calle, un remolino de chiquillos me asaltó pidiéndome dinero, rogándome.
El adalid de la panda infantil, no contaba más de quince años y me seguía a unos palmos, con su única pierna y una muleta revenida a modo de extremidad. Otros más pequeños, viendo que yo no hacía caso, le adelantaban por la izquierda, y trababan mi camino suplicándome, mientras el cojito corría, para en una suerte de equilibrio, darles un muletazo; y chillándoles no sé que improperios, les mandaba al final de la fila.
En un instante, otro pequeño que llamaba mi atención, no sólo fue reprendido por el mayor, sino que recibió de él un puñetazo que me heló el corazón. Y olvidándome de dónde estaba, me planté delante de él, y sin pensar en lo que hacía, le grité: -- ¡No vuelvas a tocar a ese pequeño, vete de aquí ahora mismo! ¡No pienso darte nada! ¡Largo!
El chiquitín, me miraba fascinado y algo sobrecogido. Cogí dos euros de mi riñonera y se los extendí.
—Gracias, madame.
--¿Cómo te llamas?
--Khalid. ¿Tú eres de Ispania? A mí me gusta el Rial Maddrit, Zinedine es muy bueno.
Hablaba castellano muy bien .Y al igual que muchos marroquíes intentaba dar al turista muestras de cercanía y conocimiento de nuestro país a través del fútbol.
-- ¿Cómo te llamas Siniora?—
--Leticia. Encantada de conocerte Khalid.
Según transcurría nuestra improvisada conversación, la legión de pequeñajos nos seguía, revoloteando, sin perder detalle. Me volví, ya que sentía una presencia multitudinaria a mi alrededor, y como a cien metros vi al chaval lisiado apoyado en una pared, observándonos con acritud. ¡Qué mal me sentí! Él también era un niño. No había querido hacer lo que hice, simplemente, me soliviantó.
--Khalid, ¿todos estos son hermanos tuyos?
--No siniora, mis hermanos son Amira, Fátima, Amir y Asad. Los otros son primos—mientras me señalaba uno a uno a sus parientes orgullosamente.
En aquel momento un resplandor rojizo, me hizo mirar hacia arriba y adelante, y un sonido entre sobrenatural y agorero me turbó. Me detuve ante una imagen sobrecogedora e imponente donde un minarete recortaba un sol naranja y sólido, simulando un lienzo donde los miles de fieles completaban las pinceladas impresionistas sobre aquel óleo viviente.
--Es el muecín de la Koutoubia, siniora. Es nuestra mezquita, la de los libreros. Llama al magrib.
--Es muy hermosa Khalid. ¿Qué es el magrib?
--El rezo del ocaso.
Como se abría ante mí la plaza más viva que jamás había visto en las ciudades que he conocido, me costó recobrar la compostura, y según me dejaba de estremecer volviendo extasiada a la realidad, no pude evitar ver centenares de pequeños puestos de comida, donde lugareños y turistas se mezclaban comiendo platos típicos, entre olores y sabores que invadían los sentidos.
--Khalid, ¿te gustaría que tus hermanos, tus primos y yo cenáramos juntos esta noche?
--Sí, si siniora. Ellos tienen mucha hambre.
Casi sin prestarme más atención, les chillaba emocionado, seguramente la invitación que acababa de recibir, a los demás afectados, que engordaron de júbilo   repentinamente, al escucharle.
--¿Sabes la hora, Khalid?
--Sí. Son las siete, el magrib, ¿recuerda?
--¡Oh!, sí, lo olvidaba. Pues, ¿ves ese puesto? Esta noche a las nueve os espero para cenar. Salam Aleikum.
--Aleikum Salam.
Pasé dos horas inolvidables adentrándome en la intimidad social de los marraquechíes.
Disfruté de los contadores de historias, aunque manteniendo cierta distancia de seguridad, pues no miraban bien a las mujeres que se acercaban; toqué serpientes que me sirvieron de bufanda durante la foto de rigor, me sentí como una novia árabe preparándome para esponsales mientras una muchacha de ojos infinitamente negros pintaba mi mano con henna, hice todo lo que pude en un pequeño espacio de tiempo, me apetecía tanto embeberme de ellos…
Oscurecía el cielo, pero las fogatas de Jemaâ-El-Fna, encendían la noche y los ánimos.
Entre tanto, aproveché para intentar comprar una chilaba que había visto en la primera incursión a la botica, de pasada. Pero como buena mujer que soy, mí sentido de la orientación sucumbió rápidamente por los entresijos del zoco. Y claro, había tanto que ver…Un comerciante descubrió mi ambiciosa mirada hacia una tetera de cobre y hueso que me resultaba una joyita. Mientras la observaba, ya la estaba elucubrando en una mesita de mi salón madrileño. Y allí empezó el juego erótico del vendedor, que me ofreció según él, el mejor precio posible por la reliquia.
Me invitó a su trastienda, con el ánimo de regatear cómodamente. No me pude resistir…
Saqué un papel de mi bolsito y con un lapicero que él portaba inquebrantable sobre la oreja, esperé que escribiera su oferta, y en un sinfín de idas y venidas de papelito, conseguí el setenta y cinco por cierto de rebaja sobre el precio inicial, que obviamente era mucho más de lo que hubiera obtenido el mercader de habérselo vendido a un local.
Entre risas, y un exquisito té de menta que preparó para el rito del regateo, el hombre me dijo:-- Madame, tú, berebere. Los bereberes tienen fama de agarrados, cicateros y buenos regateadores. Para él y para mí, aquel ratito fue una fiesta. Él feliz con la venta y yo con mi tetera.
Miré el reloj, y sólo faltaban diez para las nueve. Tenía que conseguir encontrar la salida hacia la Plaza, y deprisa. Como me resultaba tarea imposible, cada callejuela me parecía igual a la otra, tuve que pedir ayuda, y un amable morito me indicó el camino. Estaba a tan sólo 30 metros del meollo, y yo sin enterarme.
--Necesito un GPS--, me dije,--un día de estos no me voy a encontrar ni a mí misma.
Y me encaminé ligerito, al chiringo donde había quedado con los mocitos.
Amira apareció por detrás de mí, y me tiró de la manga, dándome un buen susto.
--Ven siniora, ven.
El enjambre de chicuelos me esperaba a pie de mesa.
Cogí un sitio en una tabla larga, comunal, como las de las ferias de los pueblos de España, ésas donde venden pollo asado y pinchos morunos para más INRI, e hice seña a los niños para que me imitaran.
El camarero, corrió a espantar a mis pequeños amigos, como protegiéndome de las moscas, y tuve que explicarle que ellos también cenarían conmigo.
Sólo Khalid podía comunicarse fluidamente conmigo, ya que los demás no hablaban español, si acaso chapurreaban alguna palabreja suelta. Con lo cual, hacía las veces de traductor.
En vista de los efímeros cuerpos que tenían todos, comencé a pedir como una posesa tajim de pollo y de cordero, cuscús con verduras, zumos de naranjas naturales para todos, calculando mentalmente qué cantidad de hidratos, proteínas, y vitaminas podría reportarles el cenorrio, y anhelando que esa noche se fueran a dormir con la barriguita caliente.
--Niños, ¿queréis algo más?
Amir, que a fuerza de alternar con turistas me había entendido, dijo: --Patatas fritas, por favor.
Asad y Fátima y sus primos, gritaron a la vez: -- ¡Coke!
Se me cayó el alma a los pies.
-- Por favor, 3 raciones de patatas fritas y Coca Cola para todos.
Los ojos de Khalid, me miraron con una gratitud infinita, como si tuviera ochenta años de sabiduría sobre su frágil cuerpecito, que aunque contaba once años, no aparentaba más de siete. Lo descubrí sin preguntárselo, porque como soy dentista, su franca sonrisa, le delató a mis ojos.
Intenté tragarme el sapo que se me había anclado en la garganta, y compartir aquella noche al menos con los querubines.  Sabía que no solucionaría nada, sabía que seguirían mendigando, descalzos, desnutridos, sin ir a una escuela, sin unos padres que se preocupasen de adónde estaban casi a las diez de la noche. Pero no me importó. No tuve sensación de mala conciencia de primer mundo. No pensé que podía arreglar el planeta con un poco de comida. Sólo sentí que aquella sería una noche especial para todos los que estábamos ahí, y que en sus mentes y sus corazones, un trocito de esperanza no les vendría nada mal.
Estuvimos casi dos horas, comiendo, riéndonos de las gracias que hacían. Khalid me confesó que hablaba y entendía bastante dignamente el español, el italiano, el francés, algo de alemán y por supuesto el árabe, adornado de su exótico acento Tamazight.
Khalid, era un niño viejo.
--Khalid, cuéntame, ¿qué te gustaría ser de mayor?
--Futbolista, madame. Como Zidane. Pero antes tengo pensado irme en una patera a España, así podré ser rico y cuidar de mis hermanos. Lo decía sin amargura. Al contrario, con convicción y serenidad, teniendo la certeza de que algo tan bien calculado no podía salir mal.
El cuscús se me atragantaba por momentos. En aquel instante largo intuí que el niño lisiado no podía andar lejos.
 Miré al morito dulce y dije:--Vete a por Hicham, dile que aquí hay tajim para todos.
Antes de que terminara la frase, se levantó, pegó un silbido agudo y movió su bracito desesperadamente, y Hicham apareció desde detrás de un carro de naranjas, con una sonrisa que no le cabía en la cara. Se unió a nosotros, y también comió patatas fritas. —Gracias madame, son como patatas de MC Donald.
En ese momento, no pude más que pensar en mis hijos, llenos de todo, de amor, sí, pero también de todo.
El camarero, me obsequió con una bandeja de los increíbles y sublimes dulces marroquíes y té para todos. Aún pasados años no puedo olvidar que se acercó a mi oído y me susurró:--Gracias.
Pasé tres días más en Marrakech, cenando siempre en compañía de mis chicos, riendo con sus anécdotas y conociendo sus vidas.
El cuarto día, cuando el autobús me recogió en el hotel para llevarme al aeropuerto, estaban todos allí, esperándome, pero de lejos. Diciéndome adiós pero sin despedirnos, respetando mi intimidad y haciendo gala de su dignidad. Y eso sí, sonriendo. Siempre sonriendo.
Cuando el autobús partió, todos corrieron detrás, incluso Hicham y su muleta, y me saludaron con sus manitas zarandeadas. Yo hice lo mismo, pero rápidamente, me senté y me enfundé en mis negras gafas. Lloraba de rabia, de impotencia, de occidentalidad, de vergüenza.
Pasaron varios años, y mis viajes tomaron otros derroteros, otros rumbos.
Me mudé a una casita adosada con un jardín iluminado por los faroles que me había traído de Marrakech, cuyos dibujos caprichosos hacían que las velas en verano me recordaran indefectiblemente las fogatas de la plaza.
Una mañana, sonó el timbre de casa, y Daisy, la chica paraguaya que me ayudaba en las labores del hogar, me gritó desde la puerta:--Señora, venga, un señor quiere ofrecerle no sé qué de jardinería.
Me puse corre que te corre un chándal, ya que me habían pillado saliendo de la ducha, y bajé a trompicones las escaleras.
Me acerqué a la puerta, que estaba entreabierta y vi una furgoneta con la inscripción: “Jardinería Khalid”.
Me asomé, y de la puerta del conductor, se bajó un muchacho de rasgos árabes, fuerte, guapo, y…sonriente, siempre sonriente.
—Hola, siniora Leticia. Ya estoy aquí. ¿Quieres que cuide tu jardín?
--Claro que quiero Khalid. Pasa, hemos de regatear el precio. Nos abrazamos un momento.
Era él.
Lloré emocionada ante los ojos de Khalid que eran los ojos de la Koutoubia.
El muecín, enmudeció.

martes, 1 de mayo de 2012


Untitled, a photo by vivisiflowers on Flickr.

ESPERA


ESPERA


4 DE DICIEMBRE 2011


Te sueño desde mi libertad,
que no es la tuya.
Te siento en cada letra
tanteándome. . .

Entras desbocado al juego helado,
de no saber ni de dónde venimos,
ni a dónde vamos.
Lenta prisa de deseo.
Rápida parsimonia de pecado.

No nos une nada,¿qué nos separa?


HOY EL REVERSO ES PARA TI (Del grupo de FB de La Brújula de Onda Cero)


Versos de feliz cumpleaños a Don Javier Ruis Taboada,20 de Diciembre de 2011,de sus seguidores de La Brújula de Onda Cero




El Dartagnan de las ondas,
hoy está de parabienes
le caen cuarenta y nueve
¿años, plumas o pinceles?

El mosquetero de letras
que cada noche nos viene
con reversos y piruetas
de risas sobre las nueve.

Cuarenta y nueve  reversos
no hacen justicia a tu arte.
A tu don de crear sueños
donde fango había antes.

Enganchados a tu casta, a tu voz
a tus palabras, a tu lúcida cabeza
a tu ironía mundana.
Agarraditos a versos,
a sonetos y a algaradas
nos sacas risas y llantos, en la brújula imantada.

Trovador, tú no te apures
que eres, como el buen vino.
Un pincel , una perilla,
una foto o un sonido.
Remueves lodos con fangos
Y sacas flores celestes.

Tus versos y tus reversos
que cada noche nos prestas
son tu firma, son tu sello
y nuestro rato de siesta.
De ver la vida con brío
con humor, con gallardía
y  de hacer de lo infumable
un purito de aire fresco.

Cuarenta y nueve  reversos
no hacen justicia a tu arte.
A tu don de crear sueños
donde lava  había antes.

(Feliz Cumpleaños te desea el grupo de Facebook de la Brújula de Onda Cero. Con Don Carlos Alsina)

UNA Y MIL



UNA Y MIL


24 DE ENERO DE 2012


Una vez más,
y te abro, y te cierro
y te busco, y te leo
no estás,una vez más.

Una vez más,
te anhelo,te lloro
te río,te sueño,
y no te encuentro.

Una vez más.

SI yo fuera hombre...


SI YO FUERA HOMBRE...

25 DE DICIEMBRE DE 2011


Aunque sólo me importara echarte un polvo,intentaría que te sintieras princesa.
Aunque sólo quisiera penetrate,lo conseguiría siendo un rey para tí.
Aunque sólo quisiera saciarme.pensaría que quizá estés aquí porque te gusto,porque me valoras.
Aunque sólo quisiera follarte,lo haría haciéndote sentir la mujer más importante del mundo.
Ante tí,aunque sea por dos horas,sería un caballero.
Hacer que te  sientas como  una puta,es gratis.
Hacerte sentir una diosa,también.

ME FALTAS


ME FALTAS

A VECES ME DA POR LA POESÍA

3 DE ENERO 2012


Algo me falta y no es tu nombre
cansada estoy de repetirlo,de escucharlo.
Cual martillo en mi yunque o en mi estribo
en la herradura  que ambos galopamos.

Me falta tu magia,sólo mía
que hacía mis delicias cada noche.
Me falta el eco de tu hombría
Me faltan tus ojos tan, tan dulces.

Me quedo sin el pan y sin la torta
para que otra desheche tus manías
Que cierto, me las hubiera quedado
por hacerte feliz.No lo sabía.

Me quedo con el regusto amargo
de sentir tu distancia,tan tan fría
Me quedo como gato panza arriba,
defendiéndome de no soltar ni un llanto

Me quedo sin probarte,ni siquiera
porque ni para eso hubo tiempo
lo que probé no era más que un verso
prestado,para otra y de soslayo.

Me faltas mi querido cuentacuentos
Me faltas sin remedio cada noche
Se cerró un capítulo acabado
antes de empezar.No es reproche.

Ya no hay mariposas veraniegas
que visiten mi alma y mi cabeza
Me dejaste con la miel en los labios
y siento la boca muy,muy seca.

NARCISO, el pajarito



NARCISO,el pajarito



¿Me cantas a mí,pajarito?
No sabía  que podía 
atraer tu trino.

No te canto a tí,Señora
pasaba por aquí
y te vi sola.

¿Y entonces a quién cantas,pajarito?

Al aire que de mi voz,eco hace.

No es por tí, Señora
Es por mí que canto
Me gusta tanto....

Cartas a un maltratador


CONCURSO LITERARIO: CARTAS A UN MALTRATADOR (2º Premio)




25 DE NOVIEMBRE DE 2011


Ay, querido, querido. ¿Cómo estás? ¿Qué tal te tratan? Cuéntame qué tal es la comida. ¿Te la ponen calentita y te la hacen con el mismo mimo que te la hacía yo? Me imagino que no se les ocurre retrasarse en ponértela en la mesa, ya sabes que te pone muy nervioso llegar y que no esté todo al detalle.
Y la cama, ¿es blandita como era la nuestra?¿Te acuerdas cuando me pegabas y me tirabas contra ella? Siempre agradecía en aquellos momentos que hubieras comprado ese colchón tan bueno. Amainaba mucho los golpes.
Ya me han contado, que lo llevas bastante bien. He recibido todas tus cartas, con esas amenazas tan veladas que me lanzas.
Pero te voy a contar, lo que he estado haciendo estos dos últimos años.
He empezado a través de una asistente social, un programa de reinserción de víctimas de violencia de género, donde tenemos una terapeuta, que nos ayuda a curar nuestros miedos. Desde que estoy en ello, ya no tengo pesadillas, ni me levanto gritando aterrada.
También me han ayudado a conseguir un trabajo y he reiniciado los estudios que dejé cuando me casé contigo.
¿Los niños? Están estupendos. A Laura casi le ha desaparecido la cicatriz que le dejaste en la carita. Las del corazón, todavía le tardarán en reparar. Saca muy buenas notas en el cole, ya no tiene problemas de conducta, ni se aísla de sus compañeros.
Hay que ver qué bien nos ha venido a todos, que el juez te diera unas vacaciones.
 No obstante, como ya queda tan poquito para que salgas, hemos tomado ciertas precauciones.
Nos hemos marchado a más de taitantos kilómetros de ti. Ya sabes, por si la pulsera falla, por si te pones nervioso, por si en algún juzgado se traspapela algún documento.
Quiero que cuando salgas, (y deseando que estés reinsertado), no tengas ningún miedo de poder “volverte loco” como tú decías. Para qué vamos a tentar a la suerte ¿No crees?
Al fin y al cabo, como nos quieres tanto, y seguro que querrás lo mejor para nosotros, te dejamos en paz, para que puedas hacer “tu vida”.
Como los niños y yo no queremos ser carne de suceso, hemos pensado, que lejos de ti, y en el anonimato, en este destierro forzoso y voluntario, encontraremos la paz que durante tantos años nos negaste.
Seguro que pronto encontrarás a tu siguiente víctima, es lo que te va, es lo que has mamado, es donde sientes el poder. Aunque en honor a la verdad, no te perdono y espero que toda la violencia que has engendrado, se vuelva contra ti y te acompañe el resto de tu vida, en la más lúgubre soledad.
Del amor que te profesé, ya no queda nada. Del miedo que me inculcaste, tampoco. No te equivoques, solo es precaución, y la llevo junto a mí cada día para que nunca se me olvide quién soy, qué sufrí, cuánto aguanté y qué es lo que jamás me volverá a ocurrir.
También te dejamos la casa, libre, para ti, aunque me he permitido poner rejas fijas en todas las ventanas, para que cada vez que las veas te acuerdes de la cárcel en la que ahora estás, pero sobre todo, en la cárcel en la que nos tuviste encerrados a los tres, la cárcel del dominio, del miedo, del chantaje, del desamor.
Yo seguiré mi camino, intentaré educar a nuestros hijos, en el respeto por el prójimo, en que nadie es pertenencia de nadie, en que la libertad es un bien inalienable, siempre que el coraje de pelear por ella te acompañe. Algo que tú nunca supiste ni quisiste aprender.
Yo sí he aprendido, lo que valgo, lo que soy, lo que puedo y no hago más que ponerlo en práctica cada mañana, y sentirme orgullosa de haber llegado hasta aquí.
El día que ingresaste en prisión, yo volví a nacer, y  esta nueva vida no la compartiré ni contigo ni con nadie como tú.
Ay, querido, querido. Ojalá algún día te perdones a ti mismo y encuentres la paz..

                                                                                                               

MI CROMOSOMA





MI CROMOSOMA

DÍA MUNDIAL DEL SÍNDROME DE DOWN

21 DE MARZO


Si pudiera elegir,si la vida y la sociedad no fuera tan cruel,si supiera que no te iban a hacer daño,te elegiría.
Querría que mi hijo fueras tú.Diferente,especial,dulce como nadie.
Ay! ese cromosoma.
¿Nadie sabe?¿Nadie ha estudiado por qué te hace más sensible,más tierno,con más capacidad de amar?
Perdonales,quien no te han conocido,quién no te ha disfrutado,no sabes tu capacidad de amar,de dar.
Tesoneros hasta el hartazgo,cabezotas,luchadores,porque sí.
Abriéndose camino en esta jungla de indiferencia y de competitividad mal entendida.
Pocos saben,lo que cura una caricia tuya,dada desde la inocencia,desde el corazón.
¿Qué tienes Síndrome de Down?
Pues demuéstrales una vez más de lo que eres capaz.
Si pudiera elegir,rebosaría orgullo de que fueras mi hijo.

A vosotros, a los padres, a los amigos y a los sanitarios que luchan por hacer de la sociedad para ellos un sitio mejor.
FELIZ DÍA