NASCITURUS
Participante de los Premios Orola de Relato Corto 2010
Ocupaste mis entrañas durante
cuarenta semanas. Te alimenté. Te cuidé. Te hablé. Te ayudé a crecer en mis
adentros.
Te mimaba cada día una y mil veces
desde mi piel tensa y redonda.
Tú me respondías acariciando mi
interior con tus aleteos tenues, suaves, ingenuos, puros.
Rezumaba amor mi alma. Y la tuya
ya.
Aquella tarde en un Buenos Aires
gris, decidiste abrazarme desde fuera.
Trabajamos juntas durante largas
horas extenuantes de espasmos y menguas alternados.
Gritos interrumpidos de ansiedad por
verte.
Un líquido denso y caliente me bañó
las piernas, y sentí tu vacío, y ví tus ojos, tus deditos, y empecé a amarte
aún más.
Te dí la vida, y tú me la
devolviste incondicional, activa, lisonjera.
Mis pechos desaguaron en ti, y
resultaste agradecida, la mejor hija que se puede tener, la bien nacida.
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