viernes, 9 de noviembre de 2012

Hoy..me apetece hablar de #AMOR

Hace tanto que no hablamos de amor...que ya no lo recuerdo.

Tanta crisis, tanta economía, tanta política. Tanto compromiso cada día con el devenir del trabajo, de los niños, de la vida...

Cuarenta y cinco años, ya. Y un punto donde el amor ya no es ni un sueño, ni un esperable, ni siquiera un deseo.
La cuarta cavidad, vacía. Un sin sentir. Un latir en vacío.
¿Y dónde me he quedado?¿Dónde me he perdido?¿Cuándo decidí negarme a sentir?...
Hace tiempo ya queridos.

Tanto ha sido el daño, la decepción,o el no encontrar, que he desaparecido.

Pero sí hay sentimientos, sí hay emociones. Guardadas muy dentro. Tan escondidas, tan arrinconadas,tan valladas. Pero están. Yo lo sé.

Es como querer guardar ropa en una bolsa donde no cabe, empujas y empujas, y sale un cuello por allí, una manga por aquí. Reverbera.

Reaparece, porque hay deseo, de conocer, de compartir, de vivir. Lo que faltan son condiciones. Y a los cuarenta y tantos, parece que las condiciones pesan más que el sentimiento.

Si conocéis esa sensación de pasaros la mano por la cara y sentir cómo te ha acariciado. Acercaros a  una prenda que no huele a nada pero ser capaz de sentir su olor, cerrar los ojos y ser capaz de ver su sonrisa,  estar en silencio y escuchar su voz. Sí la conocéis... Y es bonita.
Este es el momento donde el cerebro se alía con el corazón para hacernos sentir que el amor es algo diferente.

El amor nos provoca sensaciones etéreas, únicas. Nos vuelve lábiles, nos deja indefensos ante nuestras miserias. Nos hace perder el juicio, la sensatez. Todo se vuelve duda. El deseo nos emborracha, nos obnubila. Da igual quiénes seamos, qué formación tengamos.
El amor y sus síntomas son algo tan universal, tan prodigioso...

Y la decisión de no vivirlo...Ay, eso sí que es difícil, lo sublimas, lo intentas acallar, pero vuelve y no te deja vivir. Luchas contra él y te da igual, te puede, te persigue, aparece en un cielo, en una canción, en un lugar. Es implacable.
Saber que está, que tiene forma, nombre,cara y no poder asirlo con toda tu energía, tu pasión, tus ganas de exprimirlo...Requiere mucha entereza, mucha capacidad de frustración.

Renunciar no a lo que amas, sino a aquel al que desearías tener a tu lado sólo en momentos vitales donde la vida se vuelve fantasía.Qué pesar!

Simplemente,hoy,tenía ganas de hablaros de este amor.Este amor sin salida. Este amor que creo era el correcto. Este amor que no pudo ser, pero que no quiere dejar de acompañarme.Y lo echo de menos.


Cuando cierro los ojos, yo también te veo
rebasando la ley de lo inconsciente
jugando con mi hombro y con mi pelo
secándome las lágrimas, paciente.

Cuando pienso en tus versos, recitados
para mí en esa noche de solsticio
ese dulce Principito robado 
que sonaba a réquiem de verano.
Cuando pienso en tus ganas y las mías,
los principios,mis besos y tus manos.
Cuando pienso lo corta que es la vida
Y lo cerca y lo lejos que hoy estamos.

Me sublevo contra tanta gana oculta.
Se me cuelan emociones por las manos.
Y la tristeza infinita de no saber nunca
si acertamos o si erramos.




1 comentario:

  1. ¡¡¡Ufff!!! Amiga... No tengo palabras... Te quiero.

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